El Bulevar de la vida
De los hechos a las palabras El caso de la Dama Primera
El desparrame ético, la arrabalización moral del país y nuestra sempiterna incapacidad para ponernos de acuerdo, -definidas ya nuestras prioridades-, está tocando fondo y comienzan a aparecer teóricas reacciones que ojalá lleguen a fructíferas acciones.
Cada cierto tiempo, un VIP de la economía, la religión o la política se aparece con su agenda, con sus propuestas bien pensadas, las lanza en un discurso y todo el mundo las saluda, pero el Estado y las fuerzas vivas o moribundas de la nación no la asumen nunca en los hechos. Y volvemos al principio.
Ahora nos lo han dicho en francés, que es el idioma, no solo del amor que son todos los idiomas, sino el de los derechos ciudadanos, confraternidad, igualdad y libertad, y que suene la Marsellesa.
El pensador francés Jacques Attali acaba de presentar un diagnostico de las carencias nacionales, que si lo toma para aplicación un perínclito y cierra el país diez años a la cháchara politiquera, terminamos en potencia regional. ¡Zafa! Pero, cuidado, que ya lo advirtió el Presidente Fernández cuando era el profesor Leonel, iniciando su primer gobierno dijo más o menos, que el desafío de nuestros países es avanzar hacia el desarrollo pero sin poner en peligro los valores de la democracia. Y tiene razón, sólo que han pasado los años y el país se desangra de impunidad, corrupción, crisis ética, caos social y falta de autoridad. Y ante un panorama así, sin importar lo que piense este escribidor de sueños truncos, tarde o temprano la dictadura será una alternativa posible.
Ante tal desafío, se trata entonces de pasar de las palabras a los hechos.
Precisamente, porque desde su Despacho ha sido una abanderada de enfrentar con acciones las limitantes de salud, educación, y en especial la crisis ética que arropa en país, la doctora Cedeño de Fernández, Margarita, siempre ha gozado de nuestro reconocimiento. Me gusta su vocación a la acción. Y que ladren los perros.
A la dama, -a diferencia de los políticos tradicionales- no hay que exigirle pasar de las palabras a los hechos, sino todo lo contrario: Uno le aconseja pasar de sus buenos hechos, (de solidaridad, sensibilidad, transparencia y buena administración de recursos) a las palabras, “a la conceptualización de la realidad” le diría su compañero y marido.
Ahora que el país es un moridero de sueños, y lo que hay que hacer nos lo dicen hasta en francés, sería bueno que el gobierno entero tome para sí el modelo de la dama primera: hacer cosas, y luego, si es posible, teorizar feliz sobre ellas… incluso en francés, incluso en Funglode. (¡Ah, París! Su torre infiel, sus autobuses, sus barrios tristes, sus cafés, y una muchacha distraída y feliz envuelta en su pelo negro y una bufanda gris.) Pues sí.
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